Vie. Nov 22nd, 2024

A casi tres años que ocurrió la tragedia del derrumbe de un tramo de la Línea 12 del metro, en la que murieron 26 personas y mas de 100 resultaron heridas, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, la entonces directora del Metro, Florencia Serranía, y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, han actuado con indiferencia y opacidad.

Ninguno de los tres acudió inmediatamente la noche del siniestro. Sheinbaum hizo una breve aparición al día siguiente, sin visitar  a las víctimas, y sin que su gobierno les brindara atención directa y humana.

AMLO antepuso su «popularidad” al dolor y a la pérdida de las víctimas, y con un  «al carajo” se negó a ir a la zona cero del derrumbe. Nunca ha ido.

Tampoco puso un pie allí la entonces directora  del Metro Florencia Serranía, quien fue exonerada del desplome mucho antes de que se iniciara una investigación o peritaje. Serranía era, al mismo tiempo, la directora de Mantenimiento. «Decidí tomar esa posición doble”, dijo, como quien asume ser simultáneamente cirujano y anestesista en una operación a corazón abierto.

El Sindicato del Metro denunció que había claras muestras de falta de mantenimiento a ese tramo específico de la Línea 12, y que había reportado anomalías antes del desastre.

Cuando fui el 7 de mayo al lugar del colapso, recogí testimonios de los vecinos, que afirmaron que era previsible por la malas y evidentes condiciones en que se encontraba ese tramo. Cuando pasaba el tren, la estructura «tronaba”, me dijeron quienes  frecuentan todos los días la zona.

«¡Míre nomás que crueldad! Esto no es cosa de Dios, es cosa de seres humanos irresponsables», me dijo un mecánico cuyo taller está a un costado del tramo que se derrumbó.

Un año después, ni las víctimas mortales, ni sus familiares, ni los heridos, ni la sociedad saben lo que ocurrió. Y la señora Sheinbaum ya determinó que seguiremos sin saberlo durante un largo periodo, porque la verdad no es compatible con sus aspiraciones de ser la candidata presidencial de partido oficial Movimiento de Regeneración Nacional, promovida a tal aspiración por el propio AMLO.

Indolencia y  oportunismo

En mayo del 2021, ni a AMLO ni a Sheinbaum ni a Serranía les convenía dar profundas explicaciones sobre lo ocurrido. Estaban en puerta las elecciones federales intermedias, la renovación de las 16 alcaldías de la Ciudad de México y el Congreso Local.

La jefa De Gobierno anunció que había contratado a una magnífica y muy confiable empresa noruega, DNV, una de las mejores del mundo, que haría un peritaje independiente y profesional para indagar sobre la causa del derrumbe, en el que resultaron muertos y heridos ciudadanos de las colonias más pobres del Oriente de la Ciudad de México.

Los informes del peritaje se dividieron en tres partes. Sheinbaum avaló sin problemas las primeras dos partes del peritaje, que siempre se dijo que no eran definitivas, sino parte de un todo que sería completado con la tercera parte.

Y es que las dos primeras partes habían analizado las fallas en la construcción de ese tramo de la Línea 12 y apuntaban a responsabilizar a su principal contendiente por  la cantidatura presidencial morenista: el secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard, porque fue durante su periodo como jefe de Gobierno de la Ciudad de México que se construyó la Línea 12.

Basada en las dos primeras partes del estudio, el Gobierno de Sheinbaum quiso responsabilizar directamente al director del proyecto de la construcción de la Línea 12, Enrique Horcasitas -ex colaborador de Ebrard- y a supervisores de la obra.

Los dos primeros informes apuntaban también a la responsabilidad de Grupo Carso, propiedad del millonario mexicano Carlos Slim.

Pese a que, en todo momento, Grupo Carso se ha deslindado de la responsabilidad del colapso de la Línea 12 y del homicidio doloso de las víctimas, en octubre del 2021 llegó a un acuerdo con AMLO para destinar 800 millones de pesos -sin costo al erario- para reparar la línea.

Quienes saben de ese acuerdo me informan que AMLO habría persuadido a Slim de asumir esos costos a cambio de compensarlo con el otorgamiento de nuevos contratos en el gobierno.

La comadre de AMLO

La indolente Serranía, exonerada de antemano y a posteriori por Sheinbaum, salió por la puerta trasera de la Dirección del Metro sin dar explicaciones a nadie, y sin transparentar su gestión.

Había un claro conflicto de interés de origen al deslindar de antemano a Serranía. Como se dijo en la colaboración «Los compadres de AMLO» Serranía tiene una relación filial de años con el presidente. Es madrina de Gonzalo López Beltrán, el hijo menor de López Obrador y su primera esposa, Rocio Beltrán.

Y pese a su mala gestión como directora del Metro, hace pocos días la comadre fue nombrada en el Gobierno de AMLO integrante de la Junta de Gobierno del Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial, que es parte del Conacyt  (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología). Esto ocurrió pese a que aún faltaba que se dieran a conocer los resultados de la tercera fase del dictamen de la empresa DNV, en el cual se iban a evaluar los factores que contribuyeron al derrumbe.

Pero como los resultados no le gustaron a Sheinbaum el informe fue vetado, y el Gobierno de la CDMX demandó a la otrora muy confiable DNV, y dijo que contrataría a otra empresa.

Aseguró que había problemas técnicos en el informe y argumentó un supuesto conflicto de interés.

Los secretos de Claudia Sheinbaum.

Pero aunque se intenta borrar del mapa,  hay quienes han visto el incómodo informe.

Quienes conocen el documento afirman que consta de más de 1.000 hojas ordenadas en más de una carpeta, junto con planos, videos y proyecciones. Y señalan que, si bien no se anulan los anteriores informes sobre deficiencias de origen en la construcción, se llega a la conclusión de que, en el caso concreto del desplome de ese tramo, esto se debió a la falta de mantenimiento del actual Gobierno encabezado por Sheinbaum. Mantenimiento que era responsabilidad de la comadre de AMLO.

Asimismo  cercanos a Palacio Nacional  que conocen el interior de la trama, afirman que hay una serie de comunicaciones enviadas por Grupo Carso al Gobierno de Sheinbaum, en el que advierten de la urgencia de dar mantenimiento preventivo a la Línea 12 sin costo. Algunas de esas comunicaciones datan del 2019, se afirma, pero el Gobierno de la CDMX las ignoró.

Se señala que el tercer informe narra las omisiones y retrasos en el esquema de mantenimiento, que debía ser muy riguroso, dadas las deficiencias en la construcción.

En el gobierno anterior al de Sheinbaum, encabezado por Miguel Ángel Mancera, cada tres meses y medio, aproximadamente, se daba mantenimiento a la Línea 12 y esta era cerrada en el horario nocturno.

El tramo del metro era una especie de enfermo grave que podía sobrevivir con un tanque de oxígeno. Al quitarle el mantenimiento a ese tramo de la Línea 12, le quitaron el oxígeno, y esa habría sido la causa específica del derrumbe, la muerte de 26 personas y los más de cien heridos.

Dice Sheinbaum de antemano que el tercer reporte no dice que el colapso fue a causa de falta de mantenimiento.

La única forma de saber a ciencia cierta lo que esconde Sheinbaum es que en aras de la transparencia, rendición de cuentas y respeto a la ciudadanía se de a conocer el tercer informe con todos sus anexos.

Esta es la segunda tragedia que ocurre durante las administraciones de Sheinbaum que cuesta la vida a inocentes y donde ella se lava las manos. La primera ocurrió siendo ella delegada de Tlalpan, cuando, durante el temblor de 2017, se derrumbó el Colegio Rébsamen causando la muerte de 19 niños y 7 adultos.

Cuando un político pasa por encima de la vida de las personas para alcanzar sus fines, es capaz de cualquier cosa.