Sáb. May 3rd, 2025

Las revelaciones que salieron a la luz en México a raíz del presunto caso TELEVISA Leaks, lejos de sorprendernos abren espacio a la reflexión sobre la ética y el poder de los medios para moldear la percepción pública sobre asuntos específicos.

La creación de noticias falsas, la propagación de verdades a medias o el aderezo a la información con sesgos vinculados a intereses de grupo han marcado el modus operandi de los medios tradicionales (electrónicos e impresos) y la amplia gama de medios digitales de la actualidad en México y el mundo, disfrazándolo bajo el cuño de ser solo “líneas editoriales”.

En plena explosión de la era tecnológica las sociedades y los individuos hemos normalizado las “fake news” e incluso las despojamos del adverso efecto que tienen en la realidad confinándolas a la esfera de lo trivial, lo irrelevante y hasta lo divertido.

Así, el poder de la Inteligencia Artificial permite ahora generar mentiras y dar forma a falsedades con una facilidad pasmosa.

Peor aún, la existencia de esa herramienta ambivalente se convirtió de inmediato en pretexto para que personajes públicos en todas las esferas, se curen en salud negando afirmaciones verdaderas expuestas por periodistas e investigadores éticos y reconocidos.

PROPAGANDA, DE LA MANO DEL PODER

La manipulación de masas es un asunto cuyo aliento viene de muy lejos, pero al influjo de la tecnología se ha exacerbado en forma tal que para la mayoría tiene más peso lo que ocurre en el ciberespacio que la suma de acontecimientos que día a día modifican nuestro entorno y nos afectan irremisiblemente,

Así, las nuevas generaciones privilegian los “likes”, creen más en los “hashtags” y asumen irracionalmente todo lo que circula en medios y plataformas digitales como verdadero e incontrovertible.

El imperio de la superficialidad gradualmente va sepultando bienes y elementos que alimentan el juicio crítico porque así conviene a los intereses de políticos, empresarios y gurús de este apetito manipulador a través de la propaganda Ya en 1967 el notable pedagogo brasileño Paulo Freyre exponía en su libro “La educación como práctica de la libertad” que en la medida que las personas adquieren el conocimiento que explica la realidad dejan de ser manipulables.

Sin embargo, el problema de nuestro tiempo es que los jóvenes y también los no tan jóvenes, desdeñan el aprendizaje y han abandonado el deseo de conocimiento y la curiosidad por saber cómo y porqué funciona el mundo.

El panorama no sólo ha convertido a las mayorías en materia de susceptible de manipulación y enajenación, además consideran ocioso aprender lo que suponen “innecesario y ello explica la prevalencia actual de la polarización, el miedo, el odio y la indiferencia como factores que han intensificado la descomposición social.

Así lo vislumbró el padre de la sociobiología, el estadounidense Edward Osborne Wilson al poner el dedo en la llaga en forma por demás contundente, al asegurar que: “El principal problema de la humanidad hoy en día es que tenemos mentes paleolíticas; instituciones medievales y tecnología de los dioses”.

El deterioro social que generan esas contradicciones es el caldo de cultivo para que los grupos de poder hagan de la manipulación, el engaño y la mentira los instrumentos más útiles para mantener sus privilegios y el control sobre las mayorías.

ABIERTO DESDEN POR LA INTELIGENCIA

Aunque muchos supongan que se trata de una teoría conspirativa propia de la paranoia actual, mentir, manipular, engañar y crear enemigos y amenazas no son asuntos nuevos ni estrategias inéditas con las que los políticos y los manipuladores privados orientan la opinión masiva.

La materia prima de esta perversión son el desdén total de la inteligencia y las acciones veladas para deslegitimar la crítica, el razonamiento y el diálogo constructivo.

Es en la época previa a la Segunda Guerra Mundial cuando la propaganda alcanza un clímax inédito de la mano de Joseph Goebbels, el ideólogo de Hitler y artífice del engaño que volcó al pueblo alemán hacia el sueño de la superioridad racial y la posibilidad de fincar un imperio de mil años.

Basta destacar algunas de las afirmaciones del nazi para confirmarlo;

– Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad.

– Toda propaganda debe ser popular adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida.

– Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño debe ser el esfuerzo mental para realizarse.

– La propaganda funciona mejor cuando los que están siendo manipulados confían en que actúan por su propia voluntad.

– La propaganda debe limitarse a un pequeño número de ideas repetidas hasta el cansancio; presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre girando sobre el mismo concepto.

Este breve recuento es sólo una muestra del Manual del manipulador, libro de cabecera de los autócratas del mundo, tan en boga en México en años recientes y su efecto de crear esa ensoñación que es como un permanente estado de embriaguez, se disipará más tarde que temprano, cuando la mayoría despierte con una resaca que le revele el engaño y la ingenuidad con que se sumaron a la farsa.

SIEMPRE CAE EL TELÓN

Por todo lo anterior se puede asegurar que los estrategas de TELEVISA no descubrieron el hilo negro ni inventaron la fórmula para difamar a sus adversarios o tejer historias negras por encargo.

De una u otra forma, la verdad ve la luz y más allá de mantener el rating de manera artificial, crear ilusiones instantáneas o producir narrativas oscuras, siempre hay un Julián Asange que lo pondrá a descubierto.

Lo que subyace en el asunto es que los medios masivos y sobre todo los medios presentes actualmente en el espectro digital deber pasar por el rasero de la crítica del público y ser obligados a revelar las fuentes del origen de la información que difunden.

En México la reciente amenaza por imponer una Ley Censura que faculte al Estado a decidir en forma unilateral cuáles son los medios reconocidos por el oficialismo y cuáles deben salir del ciberespacio por su tono crítico y deliberativo sólo abona a ese viraje de nuestro país hacia un monolítico entorno dictatorial.

FICCIÓN Y REALIDAD SE SOBREPONEN

En un país en donde la labor de gobernar se redujo a la realización de una conferencia de prensa cada mañana, de lunes a viernes y la emisión de dos horas diarias en promedio, de

propaganda, hacer público que un grupo de medios ejerce cotidianamente acciones de manipulación, infundio y miente, inventando contenidos se irá diluyendo como la sal en el agua al paso de los días.

Lo que vale la pena destacar es que el contexto confirma que la información es una mercancía y, por tanto, precisa exhibir los vericuetos de este mercado.

Esta coyuntura impone la urgencia de reflexionar sobre la gravedad de asumirse como ciudadano informado sólo por leer los periódicos, ver la TV o navegar por los incontables portales de la red informática global.

Sea este un llamado a fortalecer el ejercicio de nuestra capacidad crítica, a contrastar contenidos y regresar a la olvidada costumbre de acudir a los libros, a la opinión de analistas reputados y expertos que sin tomar partido exponen todas las aristas de un acontecimiento para que sus lectores hagan su propia valoración y tomen decisiones.

El TELEVISA Leaks no es un asunto nuevo ni la invención de un novedoso tipo de juego sucio.

Chomsky, Kershaw, Arendt (estudiosos del fenómeno comunicativo) y hasta el nefasto Goebbels no me dejarán mentir.

Por si hubiera duda, les invito a acudir a su plataforma preferida y vean cuando les sea posible la película Wag the Dog (Cortina de humo) dirigida por Barry Levinson y encabezada por dos gigantes de la actuación: Robert De Niro y Dustin Hoffman.

Se trata de una sátira sobre el poder de los medios y la manipulación de la opinión pública que fue estrenada en 1997.

Aunque es una obra de ficción, sus secuencias remitirán a más de uno a la realidad mexicana actual pues su desarrollo se convierte en una mordaz y relevante crítica de cómo los gobiernos manipulan la narrativa para sus propios intereses.

A la manera de la habitual advertencia que antecede a la proyección de las películas de ficción, cuando tengan la oportunidad de apreciarla comprenderán que lugares comunes

como el uso de la “caja china”, el llamado “espontáneo” a la unidad o el montaje de una conferencia mañanera para soterrar bajo su narrativa la realidad con cabeza dura, son meras coincidencias.

“…La verdad os hará libres…”

Jesús de Nazaret

Por: Raúl Ramírez González