El Gobierno de México expresó este jueves su rechazo a la decisión del Congreso de Perú de declarar persona non grata a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, al considerar que la medida está “motivada por planteamientos falsos”.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) afirmó que México no ha intervenido en modo alguno en los asuntos internos del Perú, y reiteró que el país se conduce conforme a sus principios normativos de política exterior y su sólida tradición diplomática.
La cancillería mexicana también defendió la concesión de asilo político otorgada a la ex primera ministra peruana Betssy Chávez, señalando que esta decisión se tomó “en estricto apego al derecho internacional aplicable, el cual resulta vinculante tanto para México como para Perú”.
En el pronunciamiento, México recordó que la Asamblea General de las Naciones Unidas ha reconocido que el asilo político es un acto pacífico y humanitario, que no puede ser considerado inamistoso por ningún otro Estado.
La declaración del Congreso peruano ocurre en medio de una serie de tensiones diplomáticas entre Lima y México, derivadas del otorgamiento de asilo a exfuncionarios del gobierno del expresidente Pedro Castillo, entre ellos Betssy Chávez, procesada por su presunta participación en el intento de golpe de Estado de 2022.
El Congreso de Perú aprobó este jueves la moción para declarar persona non grata a la mandataria mexicana, argumentando que Sheinbaum habría emitido declaraciones que “afectan la soberanía y las relaciones diplomáticas” entre ambos países. La resolución fue presentada por legisladores opositores al gobierno mexicano y respaldada por una mayoría del pleno, aunque el Ejecutivo peruano no ha emitido hasta ahora un pronunciamiento oficial sobre la decisión.
Las relaciones entre México y Perú se han visto afectadas desde finales de 2022, cuando el gobierno del entonces presidente Pedro Castillo fue destituido y su sucesora, Dina Boluarte, asumió el poder. En ese contexto, México otorgó asilo a la familia de Castillo y a exfuncionarios de su administración, lo que llevó a Lima a expulsar al embajador mexicano y romper relaciones diplomáticas a nivel de embajadas. Desde entonces, el vínculo bilateral se mantiene limitado a nivel consular y en foros multilaterales.