Lun. Dic 22nd, 2025

La campaña del presidente Donald Trump para reprimir a los buques que transportan petróleo desde Venezuela, una parte cada vez mayor de su campaña de presión contra el gobierno de Nicolás Maduro, dio un giro inusual durante el fin de semana.

El sábado, en el mar Caribe, la Guardia Costera estadounidense trató de interceptar un petrolero llamado Bella 1, que, según las autoridades, no enarbolaba una bandera nacional válida, lo que lo convertía en un buque apátrida sujeto a abordaje en virtud del derecho internacional. Las autoridades estadounidenses habían obtenido una orden de incautación contra el Bella 1 por su implicación previa en el comercio de petróleo iraní, pero dijeron que el barco se negó a someterse y se alejó.

Esto es lo que sabemos de la situación.

El barco huyó hacia el océano Atlántico

Los datos de seguimiento del barco mostraron que el Bella 1 se dirigía a buscar crudo venezolano y no llevaba carga. El barco está sometido a sanciones estadounidenses desde el año pasado por transportar petróleo iraní que, según las autoridades, se utilizaba para financiar el terrorismo.

El Bella 1 aún no había entrado en aguas venezolanas y no tenía escolta naval. El cargamento que debía recoger había sido adquirido por un empresario panameño recientemente sancionado por Estados Unidos debido a sus vínculos con la familia Maduro, según datos de la compañía petrolera estatal de Venezuela.

Las fuerzas estadounidenses se acercaron al Bella 1 a última hora del sábado. Sin embargo, este se negó a ser abordado y, en su lugar, giró y creó lo que un funcionario estadounidense describió como “una persecución activa”.

El domingo, el Bella 1 seguía huyendo del Caribe y emitía señales de socorro a los barcos cercanos, según los mensajes de radio revisados por The New York Times y publicados inicialmente en internet por un bloguero marítimo. El barco se dirigía hacia el noreste del océano Atlántico, a más de 480 kilómetros de Antigua y Barbuda, según indicaban los mensajes. Para el domingo por la noche, Bella 1 había enviado más de 75 alertas.

No está claro qué medidas está tomando Estados Unidos para perseguir al barco. La Casa Blanca dijo que Trump haría un anuncio el lunes por la tarde con su secretario de Defensa y su secretario de Marina, pero no dio ninguna indicación al respecto.

El petrolero fue uno de los dos interceptados por Estados Unidos este fin de semana

El sábado, la Guardia Costera detuvo y abordó el Centuries, un petrolero que había cargado recientemente petróleo venezolano, al parecer para un comerciante chino. Las autoridades estadounidenses no disponían de una orden de incautación del buque, de bandera panameña, y dijeron que estaban verificando la validez de su registro. No estaba claro cuánto tiempo permanecería detenido el barco.

El 10 de diciembre, Estados Unidos incautó otro buque petrolero, el Skipper, que transportaba crudo venezolano, pero que antes había transportado petróleo iraní. El Skipper ha sido escoltado hasta Galveston, Texas.

Maduro ha respondido ordenando a la Armada venezolana que escolte a algunos buques petroleros, lo que aumenta el riesgo de enfrentamiento armado en el mar.

Funcionarios de EE. UU. afirman que las operaciones buscan debilitar las finanzas de Maduro

Funcionarios del gobierno de Trump han tratado de justificar el esfuerzo por frenar el tráfico de buques petroleros que entran y salen de Venezuela con el argumento de que es necesario cortar los ingresos de las exportaciones de petróleo que financian el narcoterrorismo, según los funcionarios. Trump ha acusado a Maduro de robarle petróleo a empresas estadounidenses y de utilizar los ingresos del crudo para financiar actividades delictivas, aunque no ha ofrecido pruebas de esas afirmaciones.

La amenaza de nuevas incautaciones ya influye en las rutas de los petroleros. Algunos buques que parecían dirigirse a Venezuela han dado media vuelta, según los observadores mundiales del transporte marítimo. Gran parte del petróleo venezolano se vende a China, parte a través de Cuba, y otra parte se vende bajo licencia a Estados Unidos.

Las acciones han incrementado la incertidumbre sobre los objetivos concretos del gobierno estadounidense. Permitir que la mayoría de los barcos continúen operando no sería un verdadero bloqueo ―un acto de guerra―, sino una serie de operaciones para hacer cumplir la ley.

El bloqueo de los petroleros forma parte de un esfuerzo más amplio de Estados Unidos contra Maduro

En los últimos meses, el gobierno de Trump ha intensificado su presencia militar en el Caribe bajo la bandera de una campaña antidroga.

Estados Unidos ha atacado embarcaciones que, según el gobierno de Trump, traficaban con drogas, matando al menos a 104 personas. Trump ha acusado a Venezuela de inundar Estados Unidos de fentanilo.

Pero Venezuela no es un productor de drogas y no tiene ningún papel conocido en el comercio de fentanilo. La mayor parte de la cocaína que transita por el país tiene como destino Europa, y muchos expertos jurídicos afirman que los ataques a las embarcaciones son ilegales.

En privado, funcionarios estadounidenses afirman que el objetivo de la campaña no es tanto frenar el narcotráfico como destituir a Maduro, acusado desde hace tiempo por sucesivos gobiernos demócratas y republicanos de amañar elecciones, reprimir la disidencia y cometer abusos contra los derechos humanos.

Más recientemente, Trump y sus asesores han señalado otro objetivo: ganar influencia sobre las vastas reservas de petróleo de Venezuela, las mayores del mundo y la columna vertebral de su economía. En su día, Venezuela acogió a empresas energéticas estadounidenses y Trump ha indicado que quiere volver a tener acceso a esos recursos.

Los barcos objetivo forman parte de una ‘flota fantasma’

Los expertos calculan que hasta un 20 por ciento de los petroleros mundiales transportan petróleo procedente de Irán, Venezuela y Rusia, lo cual viola las sanciones estadounidenses. Estos barcos suelen ocultar su ubicación y presentar documentación falsa. El Bella 1, por ejemplo, falsificó su señal de localización en un viaje previo.

Funcionarios estadounidenses afirman que han identificado otros petroleros que transportan petróleo venezolano cuya implicación previa en el comercio de petróleo iraní les hace estar sujetos a sanciones estadounidenses. Trump dijo la semana pasada que podrían producirse más incautaciones, y anunció un “bloqueo completo” de los “petroleros sancionados” que viajan hacia y desde Venezuela. Pero al menos uno de los buques abordados por las fuerzas estadounidenses, el Centuries, no aparece en la lista pública de sanciones del Departamento del Tesoro.

El gobierno de Venezuela ha condenado el abordaje del Centuries como robo y secuestro, y ha acusado a Estados Unidos de hacer desaparecer por la fuerza a la tripulación.