Sáb. Nov 23rd, 2024

Con un asesinato cometido cada quince minutos en 2020, según la Institución Brookings, México registró uno de los mayores niveles de violencia vinculada al narcotráfico en la región. Las cifras muestran un promedio anual de más de 30.000 muertos en los últimos años.

En 2006, el entonces presidente mexicano Felipe Calderón decidió utilizar al ejército para combatir a los cárteles declarando oficialmente la guerra. Esta medida incrementó los niveles de violencia. Para el 2016 habían muerto más de 100.00 personas y otras 30.000 se encontraban desaparecidas, según la publicación Milenio.

Con bajos niveles de movilidad social y con 50 millones de pobres, México tiene los mayores niveles de desigualdad económica en la región, ya que unas 120,000 personas, que representan el 1% de la población más acaudalada, concentran alrededor del 43% de la riqueza nacional, según Oxfam México. En este contexto, la pobreza es uno de los factores que se encarga de engrosar las filas del narcotráfico.

La llegada de López Obrador a la presidencia de México en diciembre de 2018 ha marcado un giro en la búsqueda de soluciones para frenar la espiral de violencia vinculada al narcotráfico, señalando que la despenalización del cannabis y otros estupefacientes podría ayudar a frenar esa violencia.

En la región, Uruguay legalizó la producción y venta de marihuana en mayo de 2014. Canadá le siguió en 2018. Desde octubre de ese año, producir y consumir marihuana son actividades legales en el país.

El lunes 8 de marzo, dos comisiones especiales de la Cámara Baja de México aprobaron un proyecto de ley para despenalizar la marihuana y lo enviaron al pleno. Dos fuentes del Congreso dijeron a Reuters que el pleno de la Cámara Baja tiene previsto discutir ese proyecto de ley este martes.

Ese proyecto de ley también establecería el Instituto Mexicano para la Regulación y el Control del Cannabis, que será la entidad estatal encargada de otorgar cinco tipos de licencias para el cultivo, la transformación, la venta, la investigación y la exportación o importación de marihuana.

Esa ley abre la posibilidad de crear oportunidades de negocios legales para la marihuana para aquellas empresas como las compañías canadiense Canopy Growth, la compañía de cannabis más grande del mundo, y The Green Organic Dutchman, que buscarán establecer operaciones comerciales en México.

La experiencia canadiense de legalizar la producción y venta de la droga demostró que la marihuana puede convertirse en una actividad económica legítima capaz de generar fuentes de trabajo e ingresos para el Estado.

Según los datos del Departamento de Estadísticas de Canadá, hasta abril de este año la actividad económica en la industria de la marihuana legal se triplicó en el país desde su legalización en 2018.

La industria legal del cannabis contribuyó con unos 3.960 millones de dólares al producto interno bruto de Canadá hasta febrero, según el Departamento de Estadísticas de Canadá. Eso representa un aumento del 215% desde que se legalizó el cannabis recreativo en octubre de 2018.

Según Michel Berger, de la firma StoneBridge, las posibilidades de expansión de Canopy Growth Corporation en territorio mexicano se deben en parte al apoyo del gigante estadounidense Constellation Brands, dueña de la marca de cerveza Corona, que ha invertido más de cuatro mil millones de dólares en Canopy Growth.

Esta alianza representa para la firma canadiense un acceso potencial a infraestructuras de producción y distribución de marihuana en México tan pronto como la planta del cannabis sea declarada legal en ese país.

Otras empresas interesadas en buscar ganancias gracias a la legalización del cannabis en México son la estadounidense Medical Marijuana y la colombiana Khiron Life Sciences.

Para el 2027, el mercado legal mundial del cannabis podría tener un valor de 73.600 millones de dólares, según un estudio realizado por Grand View Research.