La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, celebró este miércoles que la Unesco inscribiera en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a la Representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo de Iztapalapa, en el oriente de la Ciudad de México, una de las mayores concentraciones religiosas de América Latina.
«Este reconocimiento es muy importante para todos los habitantes de Iztapalapa y todos los que son parte de esta gran celebración», destacó la mandataria mexicana sobre el evento que se realiza cada Semana Santa en la popular zona de la capital mexicana.
Particularmente, aplaudió el trabajo de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, quien promovió dicha festividad durante su administración en Iztapalapa (2009-2012 y 2018-2023).
También felicitó a la actual alcaldesa de Iztapalapa, Aleida Alavez; al director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto, y al equipo organizador de la celebración anual, el cual, señaló, está conformado por «un comité comunitario social».
Por su parte, el Gobierno de Ciudad de México enfatizó en un comunicado la trascendencia del nombramiento de la Unesco a «una tradición que, más allá de su raíz religiosa, contribuye a la cultura de paz, el ejercicio de los derechos culturales, la cohesión social y la preservación de las artes y oficios tradicionales».
Mientras que la Secretaría de Cultura de México, a través del INAH y la Unidad de Culturas Vivas, Patrimonio Inmaterial e Interculturalidad (UCUVI), resaltó que se trata de un «reconocimiento histórico» que «honra casi dos siglos de tradición, fe, identidad y organización comunitaria».
La inscripción de esta festividad en la lista de la Unesco fue anunciada este miércoles durante la vigésima reunión del Comité Intergubernamental de la agencia de la ONU que se celebra en Nueva Delhi.
La celebración moviliza cada año a los ocho barrios originarios de Iztapalapa, una demarcación del oriente de Ciudad de México, donde los vecinos transforman el espacio urbano en escenarios bíblicos para escenificar los episodios del Nuevo Testamento.
Se trata de la representación de Semana Santa más multitudinaria del país y una de las mayores concentraciones religiosas de América Latina. En 2024 reunió a más de 1,4 millones de asistentes y en ediciones previas a la pandemia llegó a superar los dos millones de personas en las calles.
Esta tradición nació en 1833 como un voto comunitario para pedir el fin de una epidemia de cólera que diezmaba a la población. Una década después se formalizó aquel compromiso con la primera puesta en escena, iniciando en 1843 un ciclo que acumula ya más de 180 años de historia ininterrumpida.
Iztapalapa, una alcaldía históricamente marcada por desafíos de seguridad y densidad demográfica, encuentra en el viacrucis su principal motor de cohesión social.
Con esta inscripción, la Pasión de Iztapalapa se suma a expresiones icónicas como la cocina tradicional, el Día de Muertos, el mariachi o el bolero, ampliando el catálogo de manifestaciones mexicanas reconocidas por el organismo internacional.